¿Es conveniente ser un jefe amigable para
caerle bien a la gente? ¿O es mejor ser duro y frío como el hierro para
inspirar autoridad y exigir trabajo duro?
Muchas personas en posición de autoridad prefieren
el paradigma tradicional porque parece más seguro: ser firme y distante, que la
gente te respete, porque aquí se viene a trabajar, no a ser amigos o poner en
duda quién manda a quién.
Sin embargo, nuevos desarrollos y estudios
ponen a las afirmaciones tradicionales en la cuerda floja, según explica Emma
Seppala, PhD, psicóloga investigadora en la universidad de Stanford.
Los administradores rudos piensan que poner
presión lleva a que el empleado trabaje más. Sin embargo, los estudios revelan
que lo que se genera es más estrés. Y el estrés afecta negativamente la calidad
del trabajo, generando pérdidas a los empleadores además de malestar a los
empleados.
Un estudio mostró que los empleados con altos
niveles de estrés tuvieron que gastar un 46% más en salud que empleados en
posiciones similares dentro de organizaciones con menos estrés. Como
consecuencia, trabajadores con elevado estrés tienen una mayor tendencia a
buscar otros trabajos, rechazar ascensos o a renunciar. Sabiendo esto, no resulta
sorprendente que muchos prefieran un ambiente alegre a una mejor paga, de
acuerdo con la encuesta de Ambiente de Trabajo de Gallup en el 2013.
¿Será posible que a los jefes
"simpáticos" les vaya mejor, que progresen más y sus sublternos
tengan mejor desempeño?
Amy Cuddy y su equipo de investigadores en
Harvard Business School mostraron que los líderes capaces de ser amables y
cálidos, incluso antes de haber demostrado su competencia y habilidad para el
cargo, son más efectivos que los que dirigen con rudeza pese a que tengan gran
capacidad. La explicación es simple: los empleados confían y se esfuerzan más
por alguien en quien pueden confiar.
Otro estudio interesante mostró que cuando los
líderes son justos con su personal, el equipo es más productivo de forma grupal
e individual. La investigación de Jonathan Haidt en la Escuela de Negocios Stern
de la Universidad de New York probó que los jefes que hacen sacrificios importantes
y ayudan a su equipo, generan más inspiración y lealtad en los subalternos.
Finalmente, un estudio de Adam Grant coloca a los jefes
"simpáticos" en una posición de ventaja, siempre y cuando sepan usar las
estrategias correctas para que los demás no se aprovechen de ellos. No es
necesario ser un experto para entender a la rudeza como un recurso de los jefes
débiles, que temen no contar con las estrategias para posicionarse como líderes,
de manera parecida a los niños "bullies" o los profesores gritones.
De hecho, otro estudio ha mostrado que los actos de altruismo tienden a mejorar
el estatus de una persona en un grupo, con lo cual se puede entender que los
jefes antipáticos carecen de este recurso y usan la fuerza para escalar o
mantener su posición sobre los otros.
Entonces, ¿qué tipo de jefe crees que debes ser
tú?