Muchos psicólogos hemos encontrado que las herramientas mentales de los
deportistas triunfadores pueden aplicarse para mejorar la eficiencia en casi cualquier
actividad no deportiva. El deporte y la competencia bien dirigidos son dos
herramientas capaces de estructurar personalidades fuertes y con valores que
aumenten las posibilidades de tener una vida más exitosa.
La ansiedad de la vida diaria se pone de manifiesto en actividades que van
desde el cuidado de los hijos hasta el manejo gerencial. El control de la
conducta frente a emociones intensas se requiere en el aula de clases con niños
y jóvenes de cualquier edad, y en el quirófano con el cirujano más
experimentado a cargo. Otros rasgos fundamentales del deporte y de la vida, como
la disciplina, la motivación y el compromiso, son fundamentales para el
desarrollo individual y para el beneficio del equipo.
Como psicólogo que trabaja con deportistas desde hace más de 20 años,
siempre fui más conocido en disciplinas que tienen un solo atleta en cancha.
Cuando trabajé con el club de fútbol más grande del de Ecuador, algunos
entrenadores me pusieron de manifiesto sus dudas justamente por eso. Decían que
yo había tenido éxito en tenis, que es un deporte individual, pero no en
deportes de equipo. Entonces les presenté por primera vez una verdad deportiva
que los tomó por sorpresa: Tanto práctica como psicológicamente, los deportes
individuales no existen. O, por lo menos, el atleta que trate de ser un
deportista puramente individual no llegará muy lejos.
Especialmente en los últimos años todo deportista que se tome en serio tiene
que trabajar con un equipo. Este equipo serio involucra a un entrenador en jefe
más varios entrenadores especializados bajo su cargo, y debe integrar
operativamente al círculo íntimo del atleta. Es posible que a la hora de
competir sólo esté un participante en la pista y eso ubique a un deporte en la
categoría de “individual”. Pero si no hubiera existido un equipo que haya
trabajado con el atleta cada día, éste nunca habría llegado allí, y no alcanzaría
resultados importantes. Lo mismo pasa en la familia, en el trabajo, en los
estudios, y en cada dimensión de la vida humana.
Todos vamos por el mundo como individuos, pero funcionamos en equipo.
Nadie estudia ni trabaja totalmente solo (salvo alguno que otro asesino en
serie, pero en ese caso no hablamos de gente sana), sino que tiene un equipo a
su alrededor. Nadie vive totalmente solo y consigue mantenerse mentalmente
saludable por mucho tiempo. Somos seres sociales, vivimos en equipo,
necesitamos compañeros a nuestro alrededor que avancen con nosotros hacia metas
comunes.
Por eso es esencial que escojas acertadamente con quiénes quieres contar
a tu lado. Para comenzar, asegúrate de rodearte de gente a quien admiras. Las
personas más exitosas han sabido integrar en su círculo cercano a quienes los
superan de distintas maneras, y esa es una práctica digna de imitar. Esta sola
característica puede provocar una admiración recíproca, y hacer que estas
personas que son en algún ámbito mejores que tú quieran tenerte cerca de ellas.
El siguiente paso es escoger adecuadamente tus relaciones y juntarte con
quienes compartan tus objetivos, aunque los vean desde una diferente
perspectiva. Pese a que es muy agradable estar siempre de acuerdo con tu
familia, amigos y compañeros de trabajo, si sólo te juntas con quienes ven el
mundo exactamente igual que tú, tendrán pocas ideas que aportar el uno para el
otro. Necesitas rodearte de gente con la cual te complementes, no sólo en
habilidades, sino en visión e ideas.
Finalmente, es indispensable tener metas en común con tu equipo. De lo
contrario no se puede poner en práctica la complementariedad. Para compartir
objetivos es necesario compartir valores. Tú y quienes te rodean deben estar de
acuerdo en que lo que pretenden hacer no sólo es importante, sino que es más importante
que lograr otras cosas; y deben coincidir en que hay metas que tienen que
alcanzarse antes que las demás. Esto es lo que se llama Jerarquía de Valores, la
cual tiene que ser compartida con los miembros de tu equipo, para que éste
funcione bien en lo deportivo y en la vida diaria. En relación directa con esta
Jerarquía de Valores, debes guardar para tu círculo más cercano a personas que quieren
lo mejor para ti, de la misma forma en que tú procuras lo mejor para ellas.
Compartir una misma Jerarquía de Valores y actuar consistentemente llevándola a
la práctica es, en pocas palabras, lo que se conoce como Espíritu de Equipo.
Conforma un equipo que te complemente en el logro de objetivos comunes, que
te apoye y celebre tus triunfos porque los siente como propios. Hacerlo es
fundamental para alcanzar el éxito en cualquier deporte, en la familia, en el
trabajo y en la vida.
Publicado originalmente en Desde Mi Trinchera
(http://www.desdemitrinchera.com/2019/10/04/arma-un-equipo-ganador/)
(http://www.desdemitrinchera.com/2019/10/04/arma-un-equipo-ganador/)