Todos pasamos por crisis. Ninguno
de nosotros se va a salvar. Las crisis (así en plural), llegan. Las causas son
diferentes. Los casos siempre son distintos.
Lo positivo de las crisis es que
se pasan, y debemos salir de ellas fortalecidos. La manera más segura de
hacerlo es que se busque ayuda para superarlas.
Es muy difícil hacerlo solos. Las
dificultades se ven como una barrera infranqueable, y la vida es como estar
dentro de una tormenta. El apoyo de un amigo o de un profesional impide que la
persona se rinda y la relación perezca.
Pero recuerda, siempre con el
acompañamiento de alguien bien escogido, que no sea alguien que pueda confundir
más. Nadie quiere que el remedio sea peor que la enfermedad.
Debemos ser muy responsables,
para entender que es una obligación salir de los problemas causados por
diferentes circunstancias. No es justo, ni con uno mismo ni con los demás,
cruzarse de brazos para decir: “Aquí no se puede hacer nada” y rendirse.
Hay que salir adelante, recuperar
la alegría, la esperanza, la seguridad, el optimismo…
¡Lucha contra los conflictos y
derrótalos!
El primero que gana eres tú. Y
contigo, gana tu familia.
No lo olvides, cuando las crisis
se presentan, hay que vencerlas.