La manera en que un atleta aprende a
manejar su ansiedad ante la competencia es la misma que una persona cualquiera necesita para prepararse para
manejarla en otros ámbitos de competencia. Por eso los padres y formadores deben educar en el adecuado manejo de ansiedad y la competencia.
La ansiedad por la competencia existía mucho antes de que se inventara cualquier deporte.
Fue siempre una reacción natural y útil para la vida del ser humano y de cualquier otro ser viviente, que se ve obligado por la naturaleza a competir por recursos que le permitan la supervivencia.
Una de las principales respuestas del cuerpo ante la ansiedad es la
producción de adrenalina, una hormona que prepara para huir o para
luchar. Hace miles de años, cuando apareció la especie humana ya se
necesitaba la ansiedad para la protección de la vida ante peligros
inmediatos. La adrenalina participa en el proceso de “ponernos la piel
de gallina”. El mismo proceso hacía ver más grande al hombre peludo de
hace 15 mil años, dándole una ventaja al momento de pelear. La
adrenalina causa también que nos pongamos pálidos. Manda la sangre de la
superficie hacia dentro, a los músculos largos que se pueden usar para
correr o combatir, lo cual era útil cada vez que el hombre de las
cavernas se encontraba con un tigre dientes de sable.
Hoy la mayoría de esos peligros reales e inmediatos han desaparecido,
pero el cuerpo sigue secretando adrenalina. Por lo general en el deporte
no está en riesgo la vida, pero al competir por cosas que valoramos
(aceptación, autoestima, dinero, etc.), estimulamos en el organismo la
producción de adrenalina. Se espera que el deporte sea una manera
saludable de dar uso a esta hormona, pero frecuentemente se toman
posturas que llevan a perder el control de la ansiedad y tornarla
negativa.
La ansiedad es pan de cada día en el deporte de competencia. Tanto el
atleta en formación como el profesional están enfrentando constantemente
situaciones estresantes producidas por el público, los oponentes y
otras circunstancias más allá de su control, dentro y fuera del campo de
juego. Algunas situaciones frecuentes son:
En la Víspera
La mayoría de los deportistas siente
ansiedad antes de competir. Las principales manifestaciones son
insomnio, problemas gastrointestinales o sensaciones de angustia.
Ante el Rival
Es muy frecuente tener ansiedad porque el oponente es reconocido como
superior. Pero a muchos sorprenderá saber que hay quienes temen
enfrentar a rivales inferiores.
Ante las Expectativas
El temor a defraudar a los padres, entrenadores o al público incide notablemente en los niveles de ansiedad de los atletas.
Al entrar en Desventaja
Cuando el rival hace las cosas bien muchos deportistas tienden a entrar
en pánico, asumiendo que se ha quedado en una situación de desventaja
irrecuperable.
Al tomar Ventaja
Cuando el atleta toma ventaja sobre su rival puede sentir temor a perderla.
Momentos de cierre
En momentos clave del partido o cuando la competencia está por terminar,
los atletas deben enfrentar la tentación de pensar en lo que el
resultado representa y la ansiedad que esto produce.
Entonces no sólo se espera que un deportista de competencia esté bien
preparado técnica y físicamente, sino que además tenga la capacidad de
presentar respuestas adecuadas que resuelvan en cortos períodos de
tiempo cada situación que produzca ansiedad.
Para la mayoría no es fácil manejarse así. Por eso es importante contar
con herramientas que permitan mantener la ansiedad en niveles adecuados
para el alto rendimiento deportivo. Algunas recomendaciones son:
Metas Correctas
Lo que el atleta espera alcanzar en
competencia debe ser realista. Aunque se compite para superar
limitaciones, pretender lograr una meta que está más allá de las propias
capacidades produce ansiedad. Por eso toda meta tiene que ser un
desafío alcanzable.
La Ansiedad es Necesaria
No hay que tenerle miedo al miedo. Eliminar la ansiedad en el deporte
lleva al fracaso. La ansiedad señala que se valora el desafío de la
competencia. La falta de ansiedad deja entender que se tiene poco
interés por el deporte o que la competencia no implica un verdadero
desafío. Tal ausencia de ansiedad produce una desventaja, como cuenta la
historia de la liebre y la tortuga.
Control de la Atención
La atención sobre objetivos concretos, reales y bien planteados limita
el espacio para pensamientos que producen ansiedad. El deportista con
experiencia sabe que debe resolver las situaciones con las herramientas
técnicas, tácticas y físicas que tiene a su alcance, en lugar de
desperdiciar energías luchando contra la ansiedad.
Práctica y Experiencia
El entrenamiento bien dirigido y las experiencias competitivas
anteriores son esenciales en el proceso de aprender a controlar la
ansiedad. Una técnica sólida genera confianza y no flaquea ante
situaciones críticas. La experiencia elimina el natural temor a lo
nuevo.
Dar Valor a la Competencia
Dentro de su programa de desarrollo deportivo, el atleta y su entrenador
deben saber lo que se espera lograr con cada competencia. Se tienen que
diferenciar eventos con objetivos de desarrollo y eventos que buscan
resultados.
Hacer Ciclos de Competencia
No se aprende a competir si se lo hace de forma eventual, aleatoria o
desorganizada. El atleta serio debe tener un plan de trabajo que
implique ciclos de preparación, competencia y recuperación. Cada ciclo
debe manejarse con objetivos propios dentro de un plan general con metas
a largo plazo.