El Primer Mandamiento dice Amarás a Dios sobre toda las cosas.
¿Y si uno fuera ateo? Parece haber una aceptación general acerca de que
los Diez Mandamientos prohíban robar, matar, mentir, etcétera. Pero hay muchos
que manifiestan no encontrar un sentido a los tres primeros Mandamientos.
Principalmente se trata de quienes se identifican como ateos y de personas que
por razones ideológicas se oponen al pensamiento judeo-cristiano. Un análisis
superficial (al mejor estilo postmodernista) nos diría que mientras los creyentes
y no creyentes reciben con agrado los Mandamientos a partir del Cuarto para
aplicarlos como reglas generales para mantener relaciones saludables en la
sociedad, los tres primeros parecerían tener valor exclusivamente para personas
religiosas. Si fuera así, ¿para qué le servirían a un ateo los tres primeros
Mandamientos? A continuación procuramos dar una respuesta más profunda desde
una postura no teológica ni sobrenatural, sino puramente psicológica y humana.
Llevemos el Primer Mandamiento a términos terrenales. Amar algo quiere
decir que lo valoras a tal punto que estableces un vínculo emocional con ello,
y que tus conductas reflejan lo mejor posible esa valoración y vínculo.
Entonces, recibes el mandamiento de amar algo
sobre todas las cosas, pudiendo descubrir que antes de recibir la orden ya lo estabas
haciendo. Fíjate bien. Honestamente, no amas igual a los 7 mil millones de
seres humanos del planeta. Hay personas a las que amas más que otras. La gran
mayoría de desconocidos recibe menos de tu aprecio que los cientos de persona a
las que sí conoces. Y entre tus conocidos, amas más a unos que a otros, según una
variedad de cualidades individuales que cada uno posee y que tú valoras. Los
niveles más altos de amor están reservados por
lo general para algunos familiares y amigos especiales, y apenas un
puñado con características muy significativas son los que más amas, por encima
de todas las demás personas. Lo mismo pasa con tu valoración de las cosas, sean
concretas o abstractas. Esto quiere decir que tienes inevitablemente una escala
de valores y que de acuerdo con la jerarquía que estableciste en ella, hay cosas
que amas más que otras. El Primer Mandamiento da por sentado que tienes esa
escala de valores y te dice que, si pones atención, vas a descubrir que hay
algo o alguien que valoras y amas por encima de todo lo demás. Siendo así,
debes escoger sabia y voluntariamente qué es aquello que amas sobre todas las
cosas, porque para ti, si eres ateo, es el equivalente a Dios.
El Segundo Mandamiento dice No
tomarás el Nombre de Dios en vano. Ya estableciste que tienes una jerarquía
de valores, y que en lo más alto de ella se encuentra lo que más amas. Ahora
bien, la siguiente instrucción de vida es que debes relacionarte con aquello
que amas y valoras dándole la seriedad y el respeto que merece. No debes tener
un trato irreverente con lo que amas ni con lo que lo representa. Digamos que
amas a tu pareja, pero hablas de ella como si no te importara. Lo que estarías
haciendo es desvalorizarla ante cualquiera que te escuche y ante ti mismo. El
segundo Mandamiento te requiere congruencia entre tu jerarquía de valores y lo
que haces o dices al respecto.
El Tercer Mandamiento dice Santificarás
las fiestas. Este requiere de un poco de explicación previa. La tradición
judía estableció desde tiempos antiguos que el día sábado no se debía trabajar,
sino dedicarlo a Dios, a su adoración y su estudio. La tradición cristiana pasó
el día de culto al domingo, que coincide con la resurrección del Salvador, y
ambas tienen otras festividades de culto o adoración que celebran en comunidad.
Para el análisis superficial del cristiano común, este mandamiento significa
que tiene que ir a misa los domingos. Pero en un nivel profundo el tercer
mandamiento te pide, seas creyente o no, que te programes periódicamente para
tener un tiempo en el que te dediques a meditar acerca de lo que has ubicado en
lo más alto de tu jerarquía de valores. De esta manera estarás en mejores
condiciones para conocerlo y apreciarlo, así como para comprender las cosas que
se relacionan con ello de forma más o menos directa.
Entonces, si sacamos los tres primeros mandamientos de su dimensión sobrenatural,
nos encontramos con que son muy buenos lineamientos para tu vida, seas creyente
o no:
- Reconoce que tienes una jerarquía de valores, e identifica lo que se encuentra en el nivel más alto, porque eso es lo que más amas.
- Trata con la debida consideración aquello que más amas. No lo banalices ni lo irrespetes.
- Destina un tiempo cada semana para conocer y apreciar mejor lo que consideras que es lo más valioso para ti.
Los valores de la tradición judeo-cristiana son fundamentales en la
estructura de la sociedad occidental en maneras que no son evidentes para la
mayoría. El análisis superficial tiende a limitarlos a creencias religiosas, y
descartarlos en caso de no comulgar con ellas. Sin embargo, la aplicación de los
principios de vida que ofrecen los Diez Mandamientos puede continuar
sosteniendo por siglos a la cultura más próspera de la historia de la
humanidad, para el beneficio de todos, sean creyentes o ateos.
Publicado por primera vez por Desde Mi Trinchera en http://www.desdemitrinchera.com/2019/11/07/amaras-a-dios-sobre-todas-las-cosas/