En una
relación de pareja saludable se da la extraña situación en que dos personas se
convierten en una, pero al mismo tiempo siguen siendo dos. Se establece entre ellas
una sana relación de interdependencia, en vez de una relación patológica de codependencia.
En la
codependencia uno de los miembros depende psicológicamente de algo externo a la
relación, como drogas, sexo, juego, prestigio, poder, etcétera; mientras que el
otro miembro depende exclusivamente de la atención y cuidado del primero. El primero
no necesita al segundo, pero el segundo exclusivamente necesita al primero. Y,
como lo necesita, siente que lo ama. En un amor saludable los dos miembros de la pareja
dicen “te necesito porque te amo”, pero en el amor dependiente e insano al menos uno de ellos dice “te amo porque te necesito”.
En una
relación saludable, los miembros de la pareja son complementarios. Esto quiere
decir, que los dos son capaces de ser independientes, pero que juntos crecen
mejor como personas y pueden construir sueños que no conseguirían si estuvieran separados. Para tener ese crecimiento,
los dos están dispuestos a esforzarse y a hacer sacrificios que permiten el
enriquecimiento mutuo. En una relación insana, sólo uno sacrifica mientras el
otro exige, frontal o veladamente, y sólo uno crece, mientras el otro es cada
vez más pequeño.
Muchas
personas tienen la tendencia a entrar en este tipo de relaciones y luego
terminarlas por sentirse destruidas e irrespetadas. Sin embargo, vuelven a
establecer el mismo vínculo con su siguiente pareja. Esta compulsión inconsciente
a repetir relaciones autodestructivas debe de ser atendida profesionalmente.