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Embarazo con Malformación


¿Quién está dispuesto a apoyar una ley que haga daño a la mujer, y más todavía a la mujer con un embarazo vulnerable? Al parecer muchos asambleístas ecuatorianos levantarían la mano.
Ellos se encuentran bajo la presión de una ideología que apela a la compasión de forma engañosa, para impulsar una reforma legal pro-aborto en casos embarazos con malformaciones fetales graves. La reforma a la ley plantea permitir que estos niños sean sacrificados en el vientre de su madre, para así ofrecer un alivio a la mujer cuyo hijo habría de morir poco después del nacimiento. Está demostrado científicamente que ese procedimiento en realidad pone en peligro su salud mental.
La doctora Annette Kersting, de la Universidad alemana de Leipzig, quien publicó “Morbilidad Psiquiátrica después del Aborto por Anormalidad Fetal” (2010) entre sus más de 120 estudios, en “Duelo Complicado después de Pérdida Perinatal” (2012) concluye que “la pérdida de un bebé por muerte fetal, aborto inducido o muerte neonatal se reconoce como un acontecimiento vital traumático,” y que “se ha encontrado que el riesgo de un duelo complicado es especialmente alto después de un aborto inducido por causa de anormalidad fetal.” Otra investigación dirigida por ella en el 2005 estudió el trauma y el duelo en mujeres de 2 a 7 años después de un aborto por anormalidad fetal, determinando que “tiene que ser visto como un evento preponderante emocionalmente traumático en la vida, que lleva a una respuesta severa de estrés post traumático e intensas reacciones de dolor por la pérdida, que siguen siendo detectables varios años más tarde.” En su estudio del 2009 demostró que la mujer que aborta por malformación fetal tiene más del doble de probabilidades de ser diagnosticada con una enfermedad psiquiátrica, al compararla con las mujeres que permitieron nacer al niño con malformación. Esto se complementa con los estudios en Holanda de Marijke J Korenromp PhD, quien desde el año 2005 publicó sus investigaciones acerca de los efectos psiquiátricos en las madres del aborto por anormalidad fetal. Los resultados mostraron que el 46% de las mujeres que abortaron sufrieron de estrés post traumático y el 28% presentaron los síntomas de depresión clínica.
Corresponde preguntar qué ha llevado a tantas mujeres a tomar una decisión que les hace tanto daño, en países donde el aborto es libre o está despenalizado por esa causal. Un estudio del año 2016, llevado a cabo en Estados Unidos por National Legal Center for the Medically Dependent and Disabled, encontró que la mayoría de las mujeres decidían abortar cuando les informaban que su hijo venía con anormalidades severas. Es posible inferir que haya una relación directa con el otro hallazgo de la investigación: el personal encargado de dar la noticia sugería de forma implícita el aborto, sin ofrecer la alternativa de explorar otras opciones para la madre y su hijo enfermo.
La siguiente pregunta es cuál sería la otra opción y qué resultados ofrece. El grupo Acompañar-es de la Universidad Católica de Santiago de Chile considera, al igual que la gran mayoría de los médicos del mundo y cualquier persona sensata, que no es correcto eliminar al paciente cuando no se puede eliminar la enfermedad. Acompañar-es trata al nuevo ser humano como paciente desde el momento de su concepción, reconociendo que hay dos pacientes: la madre y el hijo. Atienden embarazos que involucran una malformación incompatible con la vida, llevándolos hasta el parto o cesárea sin causar riesgos innecesarios para la vida de la madre. En su historial el 65% de los niños sobrevivieron al post parto, alcanzando desde minutos hasta años de vida. Las madres recibieron acompañamiento profesional, médico y psicológico para elaborar el duelo por la muerte de su hijo. Los resultados publicados del 2012 al 2015 indicaron un porcentaje de casos de depresión y estrés post traumático igual a 0%.
Cuando se pierde naturalmente la vida de un niño, es una desgracia. Pero cuando el niño muere por decisión de la madre en un aborto, ella puede quedar condenada a pasar el resto de su vida cargando esa gran culpa. Los resultados científicos son contundentes. El aborto por malformación fetal da a las madres un mal pronóstico psiquiátrico. En cambio, acompañar el embarazo hasta el nacimiento, y ofrecer el apoyo adecuado tras el fallecimiento de su hijo, da a la mujer la oportunidad de elaborar saludablemente su duelo. Con esta información esperamos que nuestros asambleístas decidan fundamentados en la ciencia a favor de la mujer, y no en su contra para apoyar a una ideología engañosa.